Con motivo de las elecciones presidenciales de segunda
vuelta que se realizarán el próximo domingo 15 de junio y de los eventos en los
que diferentes ong’s socializaron con ambas campañas diferentes acuerdos de
índole animalista queremos sentar nuestra posición al respecto.
Ambos candidatos, Santos y Zuluaga, son hijos del Uribismo.
Sin embargo, el heredero actual y fiel seguidor de los intereses y lineamientos
del expresidente Álvaro Uribe Vélez es Zuluaga. Lo anterior lo convierte
en el candidato de la ultra derecha que lleva en sus espaldas los crímenes de
los dolorosos falsos positivos, las chuzadas, la persecución y desaparición de
miembros de la oposición, la criminalización de sus contradictores; sus
relaciones con el paramilitarismo desde la génesis de las Cooperativas de Vigilancia (CONVIVIR) hasta la
denominada parapolítica; actitudes hostiles hacia los países vecinos incluyendo
bombardeos en territorios internacionales; apoyo a la guerra de Irak;
reelecciones amañadas que incluyeron modificaciones a la Constitución, por
medio de prebendas a congresistas; falsas desmovilizaciones de bloques
paramilitares; la implementación a espaldas de la opinión pública de la Ley
taurina (Ley 916 de 2004) y de la declaratoria de bien cultural a las corralejas
de Sincelejo; el gasto militar exacerbado en detrimento de la inversión social
y un gran número (en aumento) de sus más cercanos colaboradores señalados por la
justicia por haber cometido múltiples delitos, como la desviación de fondos de
Agro Ingreso seguro (AIS) por nombrar uno de los casos más sonados.
El candidato del Centro Democrático ha desarrollado una
campaña con varios escándalos e inconsistencias, entre ellas sus posiciones
contradictorias sobre las negociaciones de paz de La Habana. Se debate entre la
posición claramente guerrerista de su jefe y otra un poco más “moderada”
producto de su alianza con Martha Lucía Ramírez. La megalomanía de Álvaro Uribe
Vélez y su convicción de hacer la guerra, fruto del odio y mantenida con la
implementación de un régimen despótico, jerárquico y dictatorial hacen que de
manera tajante rechacemos la apuesta de un ínfimo sector “animalista”, que
decidió firmar un pacto con Zuluaga y de otros que querían proponer otras
agendas al mismo. No podemos validar a un candidato de ultraderecha como
animalista.
Por otro lado, la situación actual muestra un proceso de paz inconcluso, pero adelantado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el inicio de las conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Aunque estemos aún muy lejos de encontrar la paz que realmente necesita el pueblo, esa paz integral y garante de la libre expresión, movilización y acción basada en el respeto y que por supuesto, incluya en sus postulados a los animales. Proyectando lo anterior y como parte del movimiento animalista, fuimos coautores del manifiesto “Paz para los animales, ellos también son víctimas”, que fue entregado a los sectores negociadores el año pasado en La Habana. Sabemos que la paz que propone Santos es una paz que omitió un gran número de variables, pero esta paz parcial es en definitiva mejor que la guerra y la militarización de nuestras vidas.
Santos no es una joya. Santos pertenece a la oligarquía que se ha venido adueñando del país por medio de la concentración de poder y el tráfico de favores. El candidato presidente continuó el legado de Uribe, y entregó a las diferentes multinacionales los recursos de Colombia (bajo la figura de fomento a la inversión extranjera), también reforzó la idea de que la naturaleza es un simple elemento de explotación y generación de divisas con su famosa locomotora minera, o que el desarrollo está por encima de la naturaleza, buscando construir megarepresas con graves impactos socio ambientales.
Ambas candidaturas han mostrado con anterioridad aprobación o relación con la tauromaquia, si bien este es un tema álgido en muchas de las agendas de las ong’s, también es importante considerar que no es el único en referencia a la situación de esclavitud y explotación al que son sometidos los demás animales; estos temas demandan de nosotras acciones encaminadas a la abolición. De acuerdo con lo anterior, nos sentimos imposibilitados moralmente para adherirnos a la propuesta que desde un sector apreciable del animalismo se ha construido, por medio del manifiesto público de respaldo abierto y campaña a la candidatura de reelección de Santos. También decidimos apartarnos de otras propuestas nacionales de manifiestos y solicitudes adicionales.
El panorama actual se complica y exige de nosotras acciones pensadas, críticas y claras, debemos reflexionar hondamente en cómo causar el menor mal posible o dicho coloquialmente “escoger al menos peor”. Sabemos que no es fácil, que los apoyos de los candidatos a propuestas animalistas atienden a la búsqueda de votos más que a la convicción. Sin embargo, con toda seguridad los ocho años del Uribismo con su saldo en rojo en relación con los derechos humanos y los demás animales; el fortalecimiento del pensamiento guerrerista y la vulneración sistemática de la diferencia política e intelectual puedan ayudarnos a contemplar y revisar de la forma menos apasionada lo que está por venir.
Si bien el voto es una decisión personal y privada, en este caso tiene graves consecuencias, sobre todo si se trata del posible regreso de un esquema de gobierno totalitario y de corte fascista. Es por estas razones que invitamos a las personas que aún creen en la democracia representativa y votan, y a aquellas que no creen en la misma, a que evalúen con detenimiento el respaldo que brindarán en las urnas este 15 de junio. Algunos consideran también una opción válida y política la abstención activa. Sin embargo, esta contingencia pone mucho en juego y quizás por un momento, se necesita actuar con las herramientas de una realidad electoral que no brinda ninguna garantía. A pesar de todo, no debemos olvidar que nuestro trabajo en favor de los demás animales y en la búsqueda de la abolición del especismo ha de seguir adelante más allá de los resultados electorales.
Bogotá, 10 de junio de 2014 |
| Candidatos segunda vuelta presidencial 2014. Imagen tomada de: http://goo.gl/wqBDrB |
Por otro lado, la situación actual muestra un proceso de paz inconcluso, pero adelantado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el inicio de las conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Aunque estemos aún muy lejos de encontrar la paz que realmente necesita el pueblo, esa paz integral y garante de la libre expresión, movilización y acción basada en el respeto y que por supuesto, incluya en sus postulados a los animales. Proyectando lo anterior y como parte del movimiento animalista, fuimos coautores del manifiesto “Paz para los animales, ellos también son víctimas”, que fue entregado a los sectores negociadores el año pasado en La Habana. Sabemos que la paz que propone Santos es una paz que omitió un gran número de variables, pero esta paz parcial es en definitiva mejor que la guerra y la militarización de nuestras vidas.
Santos no es una joya. Santos pertenece a la oligarquía que se ha venido adueñando del país por medio de la concentración de poder y el tráfico de favores. El candidato presidente continuó el legado de Uribe, y entregó a las diferentes multinacionales los recursos de Colombia (bajo la figura de fomento a la inversión extranjera), también reforzó la idea de que la naturaleza es un simple elemento de explotación y generación de divisas con su famosa locomotora minera, o que el desarrollo está por encima de la naturaleza, buscando construir megarepresas con graves impactos socio ambientales.
Ambas candidaturas han mostrado con anterioridad aprobación o relación con la tauromaquia, si bien este es un tema álgido en muchas de las agendas de las ong’s, también es importante considerar que no es el único en referencia a la situación de esclavitud y explotación al que son sometidos los demás animales; estos temas demandan de nosotras acciones encaminadas a la abolición. De acuerdo con lo anterior, nos sentimos imposibilitados moralmente para adherirnos a la propuesta que desde un sector apreciable del animalismo se ha construido, por medio del manifiesto público de respaldo abierto y campaña a la candidatura de reelección de Santos. También decidimos apartarnos de otras propuestas nacionales de manifiestos y solicitudes adicionales.
El panorama actual se complica y exige de nosotras acciones pensadas, críticas y claras, debemos reflexionar hondamente en cómo causar el menor mal posible o dicho coloquialmente “escoger al menos peor”. Sabemos que no es fácil, que los apoyos de los candidatos a propuestas animalistas atienden a la búsqueda de votos más que a la convicción. Sin embargo, con toda seguridad los ocho años del Uribismo con su saldo en rojo en relación con los derechos humanos y los demás animales; el fortalecimiento del pensamiento guerrerista y la vulneración sistemática de la diferencia política e intelectual puedan ayudarnos a contemplar y revisar de la forma menos apasionada lo que está por venir.
Si bien el voto es una decisión personal y privada, en este caso tiene graves consecuencias, sobre todo si se trata del posible regreso de un esquema de gobierno totalitario y de corte fascista. Es por estas razones que invitamos a las personas que aún creen en la democracia representativa y votan, y a aquellas que no creen en la misma, a que evalúen con detenimiento el respaldo que brindarán en las urnas este 15 de junio. Algunos consideran también una opción válida y política la abstención activa. Sin embargo, esta contingencia pone mucho en juego y quizás por un momento, se necesita actuar con las herramientas de una realidad electoral que no brinda ninguna garantía. A pesar de todo, no debemos olvidar que nuestro trabajo en favor de los demás animales y en la búsqueda de la abolición del especismo ha de seguir adelante más allá de los resultados electorales.
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