República de Colombia
Comandante Timoleón Jiménez
Fuerzas Armadas y Revolucionarias de Colombia (FARC)– Ejército del Pueblo
Comandante Nicolás Rodríguez Bautista
Ejército de Liberación Nacional (ELN)
Diversas organizaciones que trabajamos por el reconocimiento de los derechos de los animales, para quienes la construcción de la paz en Colombia es una tarea fundamental y necesaria, queremos extenderles un saludo lleno de esperanza. Les manifestamos nuestro apoyo a cada uno de los diálogos que se están llevando a cabo, nuestro deseo para que lleguen a feliz término y para que deriven en las transformaciones necesarias para avanzar hacia una sociedad más justa, más democrática y más incluyente.
Justamente esto, la inclusión, es el eje central del mensaje que les hacemos llegar. Colombia ha sufrido una violencia sistemática y brutal por más de seis décadas: una violencia dirigida a los humildes trabajadores, a los campesinos, a los indígenas y a los afro; una violencia contra los jóvenes y; los estudiantes; una violencia contra el pensamiento crítico y contra todas las expresiones del movimiento social; una violencia machista y patriarcal contra las mujeres; una violencia que ha extorsionado, reclutado forzosamente, secuestrado y desaparecido; una violencia dirigida, también, contra la naturaleza: los ecosistemas han sido reducidos a meras mercancías, generando profundos desequilibrios ambientales.
La violencia en Colombia ha tenido muchas expresiones, pero la base ha sido la misma: un modelo social, político y económico excluyente. Nos ha faltado, en todo caso, identificar y caracterizar otras formas de violencia. Aquí queremos compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la violencia ejercida contra los animales no humanos, ya que creemos que debe ser incluida para que un proceso de post-conflicto permita mayores niveles de justicia que permita alcanzar la paz. El especismo es el prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los miembros de nuestra propia especie, o de algunas especies y en contra de otras. En otras palabras, el especismo discrimina a los animales no humanos, los declara su propiedad y los hace sus esclavos para beneficio humano, sin tener en cuenta que los animales no humanos son también, como los humanos, seres vivos con capacidades para sentir dolor y placer, y por tanto con intereses particulares que los hacen merecedores de derechos y de ser incluidos en nuestra comunidad moral. El Estado Colombiano se ha cimentado sobre preceptos especistas y hoy la sociedad reclama corregir ese enfoque. El no hacerlo, el mantener el especismo, lo convierte en una arbitrariedad de parte de los humanos y como todos los tipos de discriminación, una clara injusticia. El enfrentamiento armado entre guerrillas y fuerzas estatales que padece Colombia hace más de 60 años también cobra vidas no-humanas.
En los últimos años, todos los actores del conflicto han usado a los animales como armas o recursos. Adicionalmente, la industria militar utiliza animal no-humanos para probar sus armas.
Sentimos que sin libertad no puede haber paz completa. Queremos una paz que tenga en cuenta la libertad de todos los seres sintientes sin discriminarlos por su especie, o por algún otro motivo, que hoy se encuentran secuestrados por la dinámica de la guerra y los modos de producción; que además son causantes de la crisis ambiental que hoy sufre el país y el planeta. Queremos una sociedad donde millones de animales no sean convertidos en mercancías, inmersos en una vida de suplicio. Tras un incontable número de animales convertidos en víctimas colaterales, queremos una sociedad que no convierta a los animales en instrumentos o en botines de guerra.
Quienes, como principio ético, defendemos los derechos de los animales creemos que ellos son también individuos que deben ser respetados. Hay un derecho básico del que se les ha expropiado: El derecho a no ser propiedad de nadie. Para los animales no-humanos no es digno terminar en un plato, vivir en un zoológico o ser utilizados como detectores de minas.
Nosotros y nosotras creemos que se ha esclavizado a la naturaleza y a las demás especies, y que transitar por los caminos de la paz requiere que se vaya abriendo paso hacia formas de sociedad que superen estas formas de dominación. Por eso valoramos los diálogos que valientemente han emprendido por el cese del conflicto armado; pero también les hacemos un llamado a que se incluyan miradas más críticas sobre la violencia y la paz que permitan abordarlas en toda su profundidad.
La jurisprudencia ha venido recogiendo el clamor ciudadano sobre el reconocimiento hacia los animales. El fallo del Consejo de Estado, del 2012, dejó sentada, de acuerdo a las formulaciones más recientes sobre la justicia, la necesidad de considerar a los animales no humanos con valor por sí mismos, con una finalidad en su existencia y por tanto, titulares de derechos. Este fallo logra complementar en buena medida la Sentencia C-666 de 2010.
En enero del presente año, el esfuerzo del movimiento animalista logró ver resultados concretos al sancionarse la ley 1774 de 2016 mediante el cual el maltrato animal se eleva, de ser una mera contravención, a hecho punible. Pese a que el movimiento animalista ha venido realizando un fuerte trabajo por erradicar la colonial práctica de las corridas de toros, a través de un ejercicio de movilización, la mencionada ley no modifico la excepción existente que salvaguarda el toreo. La violencia es violencia, más allá de quien sea la víctima, teniendo diferentes manifestaciones que pueden ser dirigidas hacia humanos o hacia animales no humanos. Sin embargo innumerables estudios muestran que presenciar actos de violencia hacia animales está relacionado con comportamientos violentos en jóvenes: Grupo para el Estudio de la Violencia hacia Humanos y Animales GEVHA. También apoyan lo dicho otros importantes estudios como los de Baldry, A (2003) “Animal abuse and exposure to interparental violence in italian youth” en Journal of interpersonal violence. Gullone, E. y Robertson, N. (2008) “The relationship between bullying and animal abuse behaviors in adolescents: The importance of witnessing animal abuse”. Journal of Applied Developmental Psychology, Peckins, M., Dockray, S., Eckenrode, J., Heaton, J y Susman, E. (2011) “The longitudinal impact of Exposure to violence on cortisol reactivity in adolescents” en Journal of Adolescents Health, y Thompson, K. y Gullone, E. (2006) “An Investigation into the Association between the Witnessing of Animal Abuse and Adolescents´ behavior toward Animals”. Society and Animals, entre otros; los cuales estamos en capacidad de suministrar.
El tipo de relación que tenemos con los animales no humanos y cuál ha sido el lugar de ellos durante el conflicto armado en Colombia es un tema que es necesario poner sobre la mesa de negociación y en el debate nacional sobre la paz en Colombia. Es necesaria pues la sensibilidad de la ciudadanía, hoy, esta movilizada, en proporciones relevantes, sobre temas que aún no recogen en la Habana. Creemos que desde las reflexiones y dinámica del movimiento por los derechos animales tenemos elementos que aportar durante las negociaciones, el proceso de refrendación, como en la construcción de la paz durante el periodo del post-conflicto armado.
Por lo anterior, solicitamos muy amable y respetuosamente a las partes:
- Emitir un pronunciamiento oficial y público de las partes refiriéndose a la presente comunicación. Contar la verdad de como usaron, tomaron, mataron y/o torturaron a los animales no-humanos en el conflicto armado.
- Reconocer a los animales no-humanos como víctimas del conflicto armando.
- Restaurar los ecosistemas afectados por el conflicto armado.
- Declarar que los animales no humanos no deben ser parte del conflicto armado o de la guerra. Comprometerse a no volver a usar a los animales no humanos como instrumentos de guerra, bélicos o en cualquier tipo de operativo de carácter militar o policivo, por un ente armado o con fines violentos. Trabajar con el apoyo de las organizaciones animalistas para incorporar reflexiones sobre los derechos animales y generar sensibilización entre los miembros de las fuerzas participantes en el conflicto armado y los humanos víctimas de este.
- Trabajar con el apoyo de las organizaciones animalistas para construir e implementar alternativas productivas que no impliquen el uso de animales no-humanos.
- Reconocer a los animales no humanos como fines en sí mismos, seres sintientes y con intereses y por lo tanto es deseable reconocerlos como parte de la comunidad moral y de derechos.
- Reconocer la necesidad de la construcción de una paz que involucre a todos los seres vivos sintientes y que por tanto no discrimine con base en ninguna forma.
Suscriben,
Terry Hurtado
Federación de Liberación Animal, Cali
Constanza Moreno
FEDAMCO, Bogotá
Patricia Patiño
Frente de Defensa Ambiental y Animal, Cartagena
Andrés Vallejo
Liberación Animal, Pasto
Diana
Fundación EcoHuellas, Armenia
Jessica Melo
UPPA, Pereira
Alexandra Chaverra
Asociación Defensora de Animales de, Cartago
Andrea González
Comité Ciudadano de Protección Animal, Sevilla
Alejandro
Red Animalista, Jamundí
Jose David Lozano
Fundación Huella Animal, Tuluá
Marlyn Sánchez
Conciencia Animal, El Cerrito
Stefany Gómez
Concejal animalista de Armenia
Fidel Darío Martínez
Concejal animalista de Pasto
Andres Ortega Brothwick
Humanos X Ángeles, Bogotá
Carlos Crespo
Fundación Resistencia Natural, Bogotá
Nicolás Jiménez
Centro de Estudios Abolicionistas para la Liberación Animal (CEALA), Bogotá
Carolina Londoño
Corteza Terrestre, Armenia
María Isabel Aristizábal
Amar es Más, Armenia
Gonzalo Osorio
ALMA, Armenia
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