
La construcción de la siguiente serie de reflexiones nace de las diversas discusiones que como feminista he entablado con otras mujeres y hombres que siendo parte del movimiento por los derechos de las mujeres o siendo estudiosas de los asuntos de género, banalizan o invalidan la causa de la Liberación Animal. Además de esto, me he visto avocada a crear un texto referente al feminismo y el movimiento de LA siendo que REN fue invitada a compartir un espacio con el colectivo CEALA (Centro de Estudios Abolicionista por la Liberación Animal) en un festival que hacía eco de las diferentes perspectivas del feminismo. Obviamente los apuntes que haré aquí son aplicables en muchas formas a las perspectivas que otros movimientos de liberación tienen concernientes al movimiento por la LA.
Pues bien, las feministas hemos criticado acérrimamente miles de preceptos que la masculinidad hegemónica quiere establecer sobre nuestros cuerpos y nuestras mentes. El “amo” nos ha hecho creer que no existimos por nosotras mismas sino en razón a otros seres que son superiores de muchas formas y que por tanto nuestro legítimo deber es servirles y seguirles. Una de las mayores falacias con que el patriarcado y la cultura dominante ha perpetrado las opresiones, es el argumento de lo “natural”; de esta manera es natural que exista un amo y una esclava, la naturaleza así lo ha determinado y es nuestro deber atender a ella. De la misma manera quienes no pertenezcamos al prototipo de hombre blanco, occidental, heterosexual, de clase media, empezamos a ser parte de las/os otras/os, somos las/os diferentes y, por supuesto, constituimos las minorías. Me es fácil entonces hacer un paralelo entre lo que acabo de mencionar y lo vivido por los animales de otras especies. La cultura dominante nos ha hecho creer que ellos/as no existen por sus propias razones sino en función de las/os humanas/os quienes por supuesto nos autoproclamamos como superiores. Por estos motivos los otros animales deben ser esclavizados para complacer nuestros fines. Es por tanto natural que explotemos a otros animales, ya que ellos pertenecen a otra escala moral y por lo mismo no son dignos de las mismas consideraciones que nuestra especie, al mismo tiempo se hallan en una escala evolutiva diferente –léase inferior- a la nuestra, por lo que su explotación es justificable. No suenan estos motivos extremadamente similares a lo promulgado por el patriarcado?
Suponemos entonces que los demás animales son seres rígidos impulsados exclusivamente por necesidades fisiológicas y que son insensibles a lo que les rodea, como bien lo afirma Lynda Birke en su ensayo Explorando los Límites. Esta afirmación supone que nuestra especie se encuentra evolutivamente en una escala más alta que argumentaría la utilización de otros seres para nuestro beneficio. Conjuntamente hemos asignado a la especie humana determinadas características aparentemente propias y únicas como el desarrollo de ciertas capacidades cognitivas, pero felizmente la misma ciencia a demostrado que de una u otra manera los demás animales también son capaces de desarrollar estas habilidades aparentemente propias de nuestra especie, y aún cuando este no fuera el caso, las habilidades adquiridas por cualquier animal, no dan derecho a otro a utilizarlo.
Así mismo como feministas hemos reconocido que “la mujer” constituye una construcción ficcional que pretende estereotipar a las mujeres dentro de un rango de características favorables para el patriarcado y que salvaguardan fabulosamente sus preceptos hegemónicos; por tanto una mujer tendrá que ser dulce, complaciente, heterosexual, muda, débil, y cualquier intento de transgresión a la norma será implacablemente castigado. De la misma manera el concepto “animal” es una construcción ficcional edificada desde una posición privilegiada, esto es el hecho de haber nacido humanas/os. Un “animal” será entonces inferior, elemental, explotable, perteneciente a una escala moral diferente y su existencia se encontrará vinculada únicamente a la complacencia de las “necesidades” humanas.
Sin duda esta serie de imaginarios se encuentran claramente arraigados en nuestras concepciones del mundo pero es nuestro deber censurarlos y hacer lo posible por eliminarlos. Si bien es entendible que muchas personas dentro del movimiento feminista tiendan a separarse de la identificación de ellas/os mismas/os como animales - considerando que este movimiento ha sido ridiculizado a lo largo de la historia comparándolo con un movimiento por los derechos de los animales, o que muchas/os teman que al identificarse como tal se auto inferioricen – es sumamente importante que resinifiquemos nuestro lenguaje y lo ensamblemos de una manera que no permita ningún tipo de jerarquización.
El movimiento feminista ha cuestionado el poder ideológico que nos oprime de diferentes maneras y que nos autodetermina en función de una cultura dominante en la que las/os diferentes conformamos en realidad las mayorías–contando por supuesto a los no humanos- pero hemos olvidado cruzar el límite de la especie e infortunadamente reproducimos las opresiones de las que tanto pretendemos huir.
Ya en el XIX muchos grupos feministas participaron activamente en campañas antiviviseccionistas al hallar claros paralelos en la forma como la ciencia trataba a las mujeres y a otros animales (Elston, 1987), es hora de hacer una conexión más profunda haciendo eco del enunciado postulado por el Black Feminist el cual asegura que todas las opresiones se encuentran profundamente ligadas entre sí.
La preocupación por los demás animales de parte de las mujeres no es algo nuevo, mas no hay un claro panorama respecto a la posición de las feministas en cuanto a lo postulado por el movimiento de Liberación Animal salvo algunos importantes acercamientos que se han entablado desde el eco-feminismo. Claramente no podemos dar la espalda a la cuestión de los demás animales siendo que nosotras/os somos sus opresoras/es.
Bien sabemos que la Liberación Animal no es la última frontera, mas es una parte importantísima en el reconocimiento del otro. Sin la Liberación Animal no podremos considerarnos libres pues nuestros esclavos seguirán atados a nosotras/os.
*Ilustración de No para Innita, artista feminista y vegan www.flickr.com/noparainnita
Links recomendados:
http://www.thinkvegan.net/es/?itemid=192
http://www.anima.org.ar/liberacion/enfoques/feminismo-posmoderno-y-bienestar-animal.html
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