Señor
José Enrique Zaldívar
Saludo cordial.
Muchas gracias por su comentario. Lo leí con atención y preocupación. Lo reenvié a los macroeditores Germán Darío Manga, Beatriz Arango, Germán Calderón, Catalina Montoya, Luis Fernando Ospina, José Guillermo Palacios y Juan Felipe Quintero. Igualmente, al autor Julián Vélez Robledo.
Atentamente.
Víctor León Zuluaga Salazar
Defensor del Lector
EL COLOMBIANO
RO DE LIDIA ES UN ANIMAL ESPECIAL"
Como presidente de AVAT (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia), ruego publiquen en su medio las siguientes consideraciones respecto al artículo que se menciona:
El estudio, preliminar, y nunca publicado en revista científica alguna (que cribe los artículos que reciben por medio de un comité científico cualificado), contiene numerosos errores de interpretación en los resultados obtenidos por los investigadores, lo que lleva a conclusiones y afirmaciones con las que no podemos estar de acuerdo.
Dado que sería necesario demasiado espacio para rebatirlos uno a uno, aunque ya lo hicimos en el Parlamento de Cataluña ante la Comisión de Medio Ambiente, durante la tramitación de la ILP que acabó prohibiendo las corridas de toros en ese territorio, quiero puntualizar que:
La descarga de opiáceos endógenos (betaendorfinas) en el toro durante la lidia, no se producen en respuesta a una sola causa, el dolor, sino a doce (podrían ser más) que se presentan en estos animales durante la corrida. A saber:
1- Acidosis metabólica
2- Ejercicio físico extenuante
3- Lesiones musculares
4- Dolor
5- Estrés
6- Heridas
7- Hipoxia
8- Hemorragias
9- Inmunosupresión
10- Hiperglucemia
11- Hipovolemia
12- Traumatismos
Por tanto no hay nada de especial en las respuestas hormonales de estos animales. Sirva el ejemplo de que, un perro en estado de shock, tiene unos niveles de betaendorfinas de 3.200 picogramos por ml, muchísimo más altos por tanto que los de los toros lidiados. Curiosamente, la inyecciones de sustancias antagonistas de las betaendorfinas revierte el estado de shock en estos animales y los devuelven a la normalidad, según estudios experimentales consultados.
Existe una amplia documentación en la que se demuestra,que nuestras afirmaciones son científicas válidas, ya que se pueden encontrar en numerosos trabajos de investigación,éstos sí, publicados en revistas de primera linea en neuroendocrinología.
Además, ese mínimo estrés que se dice que padece el toro mientras es lidiado y que es mucho mayor cuando sale al ruedo, sería compatible con el agotamiento de la respuesta a los estímulos aversivos por parte de la glándula adrenal a lo largo de la lidia, como parecen corroborar las analíticas sanguíneas que presentan estos animales al final de la misma:
“Si los estímulos estresantes se mantienen de forma recurrente durante un largo periodo de tiempo la activación adrenal va disminuyendo de forma progresiva produciéndose una disminución de la capacidad de respuesta adrenal”.
No olvidemos que desde que salen de sus explotaciones, estos animales son sometidos a situaciones que les provocan un intenso estrés dado su sistema de explotación al tener que enfrentarse a situaciones que nunca han vivido.
Ya lo hemos dicho muchas ocasiones pero lo reiteramos: el tálamo no es más que una estructura nerviosa que procesa el dolor, pero la respuesta ante él depende de la corteza cerebral, por lo que, su mayor tamaño en el toro de lidia, no implica una respuesta diferente ante este tipo de estímulo.
Atentamente
José Enrique Zaldívar Laguía.
0 comentarios:
Publicar un comentario